Para Álvaro Córdoba
«Fortis imaginatio generat casum»
«Fortis imaginatio generat casum»
El sujeto pessoano y el sujeto cortaziano, no son sujetos de la representación. Más que cuestionar la realidad, cuestionan la representación que se tiene de la realidad. Nadie puede decir allí está, aquí va, o por dónde anda. Oscuramente son, en su no reducción a un ‘yo’ o ‘sujeto’ libre de contradicciones.
Ellos son pasajeros, cuyas visas y pasaportes no son más que sus propios pasajes, de un viaje incierto del que sólo el paisaje es el marco por donde éstos se expresan. Paisagem que no es el lugar visitado, abordado, terreno de conquista o a conquistar. Paisaje arrobador que roba las certezas, más que por lo bello de lo estático, por la imbricação con que a paisagem se enhebra (enfia) a la imaginación.
El siguiente artículo es una primera aproximación a la alunada lógica de los pasajes y las galerías, de los otros y los espejos, de los laberintos y las esquinas.
“Navegar é preciso; viver não é preciso.” Como si fuera un viaje, les proponemos navegar por las letras de Fernando Pessoa, en su “Libro del desasosiego”, misturándolo con las de Julio Cortázar, en su cuento “El otro cielo”.
ABLANDAR LOS LADRILLOS (ABRANDAR OS TIJOLOS)
En la conjunción de estas voces se orquesta una sinfonía del otro y la alteridad. El sujeto no remitido al ego sino a la incapacidad de ser definido como tal. ‘Un’ sujeto, pero plural, que sólo se reconoce a partir de la diversidad de la que es compuesto y de las transformaciones que va experimentando.
“No siempre era fácil llegar a la zona de las galerías y coincidir con un momento libre de Josiane; cuántas veces me tocaba andar solo por los pasajes, un poco decepcionado, hasta sentir poco a poco que la noche era también mi amante.” (1)
O nome Pessoa significa ‘pessoa’ (persona), y algo tiene que decirnos el idioma francés, en tanto que la palabra ‘personne’, no somente significa pessoa senão também ninguém. Porque “Cada um de nós é vários, é muitos, é uma prolixidade de si mesmos. [...] Na vasta colónia do nosso ser há gente de muitas espécies, pensando e sentindo diferentemente. [...] E todo este mundo meu de gente entre si alheia projecta, como uma multidão diversa mas compacta, uma sombra única.” (2)
Por eso estos dos poetas denuncian a cada paso la mezquindad que se oculta al pretender unificar el ‘yo’, vigilando que todo se muestre en orden e hipócritamente pacificado.
Julio Cortázar (3) propone que ablandemos (abrandemos), los ladrillos (tijolos) de mortífera perfección con que construimos nuestra vida, nuestra historia; eso que llamamos ‘yo’. Y Fernando Pessoa, que la verdadera realidad no separa lo exterior de lo interior, nem ainda lo interior de lo exterior. Existe entre ellos una completa reversibilidad, un eterno ‘ida y vuelta’, no sólo entre lo uno y lo otro, sino entre lo uno y lo uno, y entre lo otro y lo otro. Se es sólo en los intervalos. Como ele mesmo dizia: “Quantos sou? Quem é eu? O que é este intervalo que há entre mim e mim?” (4)
Por medio de esa inmediata y sutil materia llamada ficción, la cual no se reduce a ninguna mediación, Pessoa traslada la vida cotidiana a otro plano, a otra superficie en donde pueden cohabitar y expresarse las potencialidades que la vida cotidiana mantiene contenida (contida) bajo presión. Sin embargo, todo aquello que va surgiendo en esta superficie, no lo hace como sería esperable en la vida cotidiana, definida y definible como un ente o un concepto. Sino que lo hace como huellas (vestígios), intervalos, puentes, a veces levadizos, a veces movedizos. Escaleras que se forman a medida que caminamos, pero que se deshacen en la arena después de haber sido transitadas. Como decía Umberto Eco en El Nombre de la Rosa, “El orden que imagina nuestra mente es como una red, o una escalera, que se construye para llegar hasta algo. Pero después hay que arrojar la escalera, porque se descubre que, aunque haya servido, carecía de sentido. [...] Las únicas verdades que sirven son instrumentos que luego hay que tirar.” (5)
Quien pretenda coisificar y vender fórmulas sobre cómo escapar o cómo atravesar los pasajes y las galerías, sólo piensa con los ojos enfermos, porque como dizia O guardador de rebanhos Alberto Caeiro, “pensar é estar doente dos olhos.”
Así, en su afán de llegar primero a la razón, no puede ver que la está perdiendo. Pero por más perdido que esté, es como aquella persona que busca sus anteojos (óculos) sin notar que los tiene puestos. Porque están más acá de su conocimiento, en su sensibilidad. Por isso Pessoa quer “Sentir tudo de todas as maneiras; saber pensar com as emoções e sentir com o pensamento; não desejar muito senão com a imaginação; sofrer com coquetterie; ver claro para escrever justo; conhecer-se com fingimento e táctica, naturalizar-se diferente e com todos os documentos; em suma, usar por dentro todas as sensações, descascando-as até Deus”. (6)
LA IMAGINACIÓN
“ese mundo diferente donde no había que pensar en Irma y se podía vivir sin horarios fijos, al azar de los encuentros y de la suerte” (7)
Tenemos que entender que no hay viaje, ni verdadero navegar, si no se compromete la dimensión de las historias, los relatos y las ficciones. No como quien organiza planes turísticos para después adquirir lo previamente pensado, como un producto cualquiera, sino comprometidos con nuestra historia y nuestras narraciones, que no sólo expresamos en el habla, como algo que poseemos, sino como algo que nos posee, y que se expresa inefablemente, como dijimos, en nuestra sensibilidad.
Por eso mismo descuidamos y desoímos los milagrosos puentes que se nos tienden invisiblemente en el presente y en todo lugar y momento.
Aquellas personas, para las que solo existe la exigencia del pragmatismo y la eficacia, aquellas para las cuales hay un ‘primer mundo’, além do que vivemos, são umas tristes personas. En sus tenaces ilusiones no deixam de violentar su sensibilidad, su percepción de las cosas. “O mundo é de quem não sente. A condição essencial para se ser um homem prático é a ausência de sensibilidade.” (8)
Porque ¿qué es lo útil? es lo pragmático ¿y qué lo pragmático?, lo útil: cálculos, planillas, especulaciones, especificidades, tiempos que vuelan, pero cuyo vuelo es muy poco poético, tiempo para lo útil. Dali que toda alegría planificada, dosificada incluso para incrementar la producción, sea falsa.
“Da gusto fumar unas pipas en el café, a esa hora en que la fatiga del trabajo empieza a borrarse con el alcohol y el tabaco, y las mujeres comparan sus sombreros y sus botas o se ríen de nada.” (9)
Nosotros no hablamos desde una lógica de la pureza, sino de nuestra condición americana, que nos obliga a reconocernos mezclados, diversos, atravesados por mestizajes de infinitas culturas. Somos ricos en eso, cuyo potencial es tanto o más valioso que lo que comúnmente se desea.
“De esa vagancia estúpida me queda un brusco recuerdo delicioso: al entrar una vez más en el Pasaje Güemes me envolvió de golpe el aroma del café, su violencia ya casi olvidada en las galerías donde el café era flojo y recocido. Bebí dos tazas, sin azúcar, saboreando y oliendo a la vez, quemándome y feliz.” (10)
POSEER ES PERDER
“Não quero mais da vida do que senti-la perder-se nestas tardes imprevistas.” (11)
Lo propio no se conquista adquiriéndolo sino perdiéndolo. Si no se entiende esto se recae en la racionalización moderna de que es posible adquirir la verdad por mera voluntad. De esta forma, la verdad no es lo que se adquiere, sino la muerte de la voluntad, aunque a largo plazo, y en nombre, justamente, de la verdad. Es la pretensión, que en el fondo no es más que mera ilusión, de que el conocimiento esté libre y no sujetado a la voluntad, cuando es el sujeto el que se haya sujeto a la voluntad infinita, mas de quién?, de él mismo? del otro? No. Esa voluntad infinita pertenece sólo a ese lugar que va, de él mismo, al otro, sin reducirse ni a uno ni a otro. Reposa en un lugar sin apoyo, en el que se apoya la posibilidad de hacer surgir lo propio por perderlo. ¿En dónde? En este espacio que no es más que una experiencia de robo, de arrobamiento en la fascinación que nos produce la pérdida de toda medida y de todo orden fisonómico y fisiológico.
Por eso Pessoa dice que “Possuir é perder. Sentir sem possuir é guardar, porque é extrair de uma coisa a sua essência.” (12)
LOS DUELOS
“E na sombra íntima de mim, no exterior do interior da minha alma.” (13)
Si en un triste momento de duelo, la sombra del objeto se ha tendido sobre el ‘yo’, este se ha reducido a una mera cosa. Muchas terapias intentarán iluminar este ‘yo’ para que pueda desprenderse del objeto perdido e interesarse por otros más vivaces y saludables. Pero Pessoa no concebiría nunca el duelo de esta manera, como una simple operación matemática, o un sencillo cambio de contenidos.
Él no despreciaría el duelo. Na verdade se lo desprecia en estos tiempos en apariencia livianos, que exigen olvidarse (esquecer) de todo lo pasado y pesado que habita en nuestra memoria, personal y colectiva. Ele tomaría toda la fuerza de sus sombras, de las sombras que se tienden sobre sua ‘pessoa’, y las haría falar fazendo aflorar todo lo que estaba contenido (contido) no fundo, suas ‘pessoas’. No lo entendería como algo paralizante, pues ya se sabe que eso sólo pertenece al necesario tiempo narcisista del llorar.
“Algunos días me da por pensar en el sudamericano, y en esa rumia desganada llego a inventar como un consuelo, como si él nos hubiera matado a Laurent y a mí con su propia muerte.” (14)
La ficción ofrece la posibilidad de conjurar el horror con que puede ser presentada una existencia. No le escapa a la vida sino que le permite salir de una situación que generalmente es dada por perdida de entrada.
“Y entre una cosa y otra me quedo en casa tomando mate, escuchando a Irma que espera para diciembre, y me pregunto sin demasiado entusiasmo si cuando lleguen las elecciones votaré por Perón o por Tamborini, si votaré en blanco o sencillamente me quedaré en casa tomando mate y mirando a Irma y a las plantas del patio.” (15)
Los tiempos de la vida cotidiana son los que siempre triunfan. No son finales felices, claro está, pero la posibilidad de entreabrir las puertas de la ficción está siempre presente.
“razonablemente me digo que no, que exagero, que cualquier día volveré a entrar en el barrio de las galerías y encontraré a Josiane sorprendida por mi larga ausencia.” (16)
No hay mayor terapéutica que la que permite expresar, y en esa misma expresión, no ya repetir, sino crear superficies e intensidades nuevas que hacen estallar toda presunta normalidad.
“Por unas pocas horas bebí hasta los bordes el tiempo feliz de las galerías, y llegué a convencerme de que el final del gran terror me devolvía sano y salvo a mi cielo de estucos y guirnaldas; bailando con Josiane en la rotonda me quité de encima la última opresión de ese interregno incierto, nací otra vez a mi mejor vida tan lejos de la sala de Irma, del patio de casa, del menguado consuelo del Pasaje Güemes.” (17)
En esa superficie, materia real de ficción, la verdad queda suspendida de su falibilidad, para ser soberana y absoluta, absuelta de las exigencias relativas del mundo racional. Pessoa dizia que “naturalmente será necessário reduzir também o espírito a uma espécie de matéria real com uma espécie de espaço em que existe. Depende tudo isso do aguçamento extremo das nossas sensações interiores, que, levadas até onde podem ser, sem dúvida revelarão, ou criarão, em nós um espaço real como o espaço que há onde as coisas da matéria estão, e que, aliás, é irreal como coisa. Não sei mesmo se este espaço interior não será apenas uma nova dimensão do outro. Talvez a investigação científica do futuro venha a descobrir que tudo são dimensões do mesmo espaço, nem material nem espiritual por isso.” (18)
“Una nueva dimensión del otro”, he ahí la cuestión.
Si para Julio Cortázar, quien era admirador del escritor cubano José Lezama Lima, el hombre no era hombre si no se reconocía como creado y creador, criatura que cria sem deixar de ser criança no processo mesmo de criação; para Fernando Pessoa, vivir era un verbo hueco (oco) en donde nada tenía sentido sino por la relación con lo otro y la creación. “tudo que existe existe talvez porque outra coisa existe. Nada é, tudo coexiste: talvez assim seja certo.” (19)
Navegar desde los puertos para llegar a destinos inciertos. Encontrarse en las despedidas, o despedirse en los encuentros. Basculando entre tormentas y arrecifes, así vamos creando el estilo de nuestra singularidad al confiarle nuestros mensajes al cambiante mar.
Daqui que o título para nosso trabalho seja Navegar é Preciso, onde se diz: “Viver não é necessário; o que é necessário é criar.”
Ellos son pasajeros, cuyas visas y pasaportes no son más que sus propios pasajes, de un viaje incierto del que sólo el paisaje es el marco por donde éstos se expresan. Paisagem que no es el lugar visitado, abordado, terreno de conquista o a conquistar. Paisaje arrobador que roba las certezas, más que por lo bello de lo estático, por la imbricação con que a paisagem se enhebra (enfia) a la imaginación.
El siguiente artículo es una primera aproximación a la alunada lógica de los pasajes y las galerías, de los otros y los espejos, de los laberintos y las esquinas.
“Navegar é preciso; viver não é preciso.” Como si fuera un viaje, les proponemos navegar por las letras de Fernando Pessoa, en su “Libro del desasosiego”, misturándolo con las de Julio Cortázar, en su cuento “El otro cielo”.
ABLANDAR LOS LADRILLOS (ABRANDAR OS TIJOLOS)
En la conjunción de estas voces se orquesta una sinfonía del otro y la alteridad. El sujeto no remitido al ego sino a la incapacidad de ser definido como tal. ‘Un’ sujeto, pero plural, que sólo se reconoce a partir de la diversidad de la que es compuesto y de las transformaciones que va experimentando.
“No siempre era fácil llegar a la zona de las galerías y coincidir con un momento libre de Josiane; cuántas veces me tocaba andar solo por los pasajes, un poco decepcionado, hasta sentir poco a poco que la noche era también mi amante.” (1)
O nome Pessoa significa ‘pessoa’ (persona), y algo tiene que decirnos el idioma francés, en tanto que la palabra ‘personne’, no somente significa pessoa senão também ninguém. Porque “Cada um de nós é vários, é muitos, é uma prolixidade de si mesmos. [...] Na vasta colónia do nosso ser há gente de muitas espécies, pensando e sentindo diferentemente. [...] E todo este mundo meu de gente entre si alheia projecta, como uma multidão diversa mas compacta, uma sombra única.” (2)
Por eso estos dos poetas denuncian a cada paso la mezquindad que se oculta al pretender unificar el ‘yo’, vigilando que todo se muestre en orden e hipócritamente pacificado.
Julio Cortázar (3) propone que ablandemos (abrandemos), los ladrillos (tijolos) de mortífera perfección con que construimos nuestra vida, nuestra historia; eso que llamamos ‘yo’. Y Fernando Pessoa, que la verdadera realidad no separa lo exterior de lo interior, nem ainda lo interior de lo exterior. Existe entre ellos una completa reversibilidad, un eterno ‘ida y vuelta’, no sólo entre lo uno y lo otro, sino entre lo uno y lo uno, y entre lo otro y lo otro. Se es sólo en los intervalos. Como ele mesmo dizia: “Quantos sou? Quem é eu? O que é este intervalo que há entre mim e mim?” (4)
Por medio de esa inmediata y sutil materia llamada ficción, la cual no se reduce a ninguna mediación, Pessoa traslada la vida cotidiana a otro plano, a otra superficie en donde pueden cohabitar y expresarse las potencialidades que la vida cotidiana mantiene contenida (contida) bajo presión. Sin embargo, todo aquello que va surgiendo en esta superficie, no lo hace como sería esperable en la vida cotidiana, definida y definible como un ente o un concepto. Sino que lo hace como huellas (vestígios), intervalos, puentes, a veces levadizos, a veces movedizos. Escaleras que se forman a medida que caminamos, pero que se deshacen en la arena después de haber sido transitadas. Como decía Umberto Eco en El Nombre de la Rosa, “El orden que imagina nuestra mente es como una red, o una escalera, que se construye para llegar hasta algo. Pero después hay que arrojar la escalera, porque se descubre que, aunque haya servido, carecía de sentido. [...] Las únicas verdades que sirven son instrumentos que luego hay que tirar.” (5)
Quien pretenda coisificar y vender fórmulas sobre cómo escapar o cómo atravesar los pasajes y las galerías, sólo piensa con los ojos enfermos, porque como dizia O guardador de rebanhos Alberto Caeiro, “pensar é estar doente dos olhos.”
Así, en su afán de llegar primero a la razón, no puede ver que la está perdiendo. Pero por más perdido que esté, es como aquella persona que busca sus anteojos (óculos) sin notar que los tiene puestos. Porque están más acá de su conocimiento, en su sensibilidad. Por isso Pessoa quer “Sentir tudo de todas as maneiras; saber pensar com as emoções e sentir com o pensamento; não desejar muito senão com a imaginação; sofrer com coquetterie; ver claro para escrever justo; conhecer-se com fingimento e táctica, naturalizar-se diferente e com todos os documentos; em suma, usar por dentro todas as sensações, descascando-as até Deus”. (6)
LA IMAGINACIÓN
“ese mundo diferente donde no había que pensar en Irma y se podía vivir sin horarios fijos, al azar de los encuentros y de la suerte” (7)
Tenemos que entender que no hay viaje, ni verdadero navegar, si no se compromete la dimensión de las historias, los relatos y las ficciones. No como quien organiza planes turísticos para después adquirir lo previamente pensado, como un producto cualquiera, sino comprometidos con nuestra historia y nuestras narraciones, que no sólo expresamos en el habla, como algo que poseemos, sino como algo que nos posee, y que se expresa inefablemente, como dijimos, en nuestra sensibilidad.
Por eso mismo descuidamos y desoímos los milagrosos puentes que se nos tienden invisiblemente en el presente y en todo lugar y momento.
Aquellas personas, para las que solo existe la exigencia del pragmatismo y la eficacia, aquellas para las cuales hay un ‘primer mundo’, além do que vivemos, são umas tristes personas. En sus tenaces ilusiones no deixam de violentar su sensibilidad, su percepción de las cosas. “O mundo é de quem não sente. A condição essencial para se ser um homem prático é a ausência de sensibilidade.” (8)
Porque ¿qué es lo útil? es lo pragmático ¿y qué lo pragmático?, lo útil: cálculos, planillas, especulaciones, especificidades, tiempos que vuelan, pero cuyo vuelo es muy poco poético, tiempo para lo útil. Dali que toda alegría planificada, dosificada incluso para incrementar la producción, sea falsa.
“Da gusto fumar unas pipas en el café, a esa hora en que la fatiga del trabajo empieza a borrarse con el alcohol y el tabaco, y las mujeres comparan sus sombreros y sus botas o se ríen de nada.” (9)
Nosotros no hablamos desde una lógica de la pureza, sino de nuestra condición americana, que nos obliga a reconocernos mezclados, diversos, atravesados por mestizajes de infinitas culturas. Somos ricos en eso, cuyo potencial es tanto o más valioso que lo que comúnmente se desea.
“De esa vagancia estúpida me queda un brusco recuerdo delicioso: al entrar una vez más en el Pasaje Güemes me envolvió de golpe el aroma del café, su violencia ya casi olvidada en las galerías donde el café era flojo y recocido. Bebí dos tazas, sin azúcar, saboreando y oliendo a la vez, quemándome y feliz.” (10)
POSEER ES PERDER
“Não quero mais da vida do que senti-la perder-se nestas tardes imprevistas.” (11)
Lo propio no se conquista adquiriéndolo sino perdiéndolo. Si no se entiende esto se recae en la racionalización moderna de que es posible adquirir la verdad por mera voluntad. De esta forma, la verdad no es lo que se adquiere, sino la muerte de la voluntad, aunque a largo plazo, y en nombre, justamente, de la verdad. Es la pretensión, que en el fondo no es más que mera ilusión, de que el conocimiento esté libre y no sujetado a la voluntad, cuando es el sujeto el que se haya sujeto a la voluntad infinita, mas de quién?, de él mismo? del otro? No. Esa voluntad infinita pertenece sólo a ese lugar que va, de él mismo, al otro, sin reducirse ni a uno ni a otro. Reposa en un lugar sin apoyo, en el que se apoya la posibilidad de hacer surgir lo propio por perderlo. ¿En dónde? En este espacio que no es más que una experiencia de robo, de arrobamiento en la fascinación que nos produce la pérdida de toda medida y de todo orden fisonómico y fisiológico.
Por eso Pessoa dice que “Possuir é perder. Sentir sem possuir é guardar, porque é extrair de uma coisa a sua essência.” (12)
LOS DUELOS
“E na sombra íntima de mim, no exterior do interior da minha alma.” (13)
Si en un triste momento de duelo, la sombra del objeto se ha tendido sobre el ‘yo’, este se ha reducido a una mera cosa. Muchas terapias intentarán iluminar este ‘yo’ para que pueda desprenderse del objeto perdido e interesarse por otros más vivaces y saludables. Pero Pessoa no concebiría nunca el duelo de esta manera, como una simple operación matemática, o un sencillo cambio de contenidos.
Él no despreciaría el duelo. Na verdade se lo desprecia en estos tiempos en apariencia livianos, que exigen olvidarse (esquecer) de todo lo pasado y pesado que habita en nuestra memoria, personal y colectiva. Ele tomaría toda la fuerza de sus sombras, de las sombras que se tienden sobre sua ‘pessoa’, y las haría falar fazendo aflorar todo lo que estaba contenido (contido) no fundo, suas ‘pessoas’. No lo entendería como algo paralizante, pues ya se sabe que eso sólo pertenece al necesario tiempo narcisista del llorar.
“Algunos días me da por pensar en el sudamericano, y en esa rumia desganada llego a inventar como un consuelo, como si él nos hubiera matado a Laurent y a mí con su propia muerte.” (14)
La ficción ofrece la posibilidad de conjurar el horror con que puede ser presentada una existencia. No le escapa a la vida sino que le permite salir de una situación que generalmente es dada por perdida de entrada.
“Y entre una cosa y otra me quedo en casa tomando mate, escuchando a Irma que espera para diciembre, y me pregunto sin demasiado entusiasmo si cuando lleguen las elecciones votaré por Perón o por Tamborini, si votaré en blanco o sencillamente me quedaré en casa tomando mate y mirando a Irma y a las plantas del patio.” (15)
Los tiempos de la vida cotidiana son los que siempre triunfan. No son finales felices, claro está, pero la posibilidad de entreabrir las puertas de la ficción está siempre presente.
“razonablemente me digo que no, que exagero, que cualquier día volveré a entrar en el barrio de las galerías y encontraré a Josiane sorprendida por mi larga ausencia.” (16)
No hay mayor terapéutica que la que permite expresar, y en esa misma expresión, no ya repetir, sino crear superficies e intensidades nuevas que hacen estallar toda presunta normalidad.
“Por unas pocas horas bebí hasta los bordes el tiempo feliz de las galerías, y llegué a convencerme de que el final del gran terror me devolvía sano y salvo a mi cielo de estucos y guirnaldas; bailando con Josiane en la rotonda me quité de encima la última opresión de ese interregno incierto, nací otra vez a mi mejor vida tan lejos de la sala de Irma, del patio de casa, del menguado consuelo del Pasaje Güemes.” (17)
En esa superficie, materia real de ficción, la verdad queda suspendida de su falibilidad, para ser soberana y absoluta, absuelta de las exigencias relativas del mundo racional. Pessoa dizia que “naturalmente será necessário reduzir também o espírito a uma espécie de matéria real com uma espécie de espaço em que existe. Depende tudo isso do aguçamento extremo das nossas sensações interiores, que, levadas até onde podem ser, sem dúvida revelarão, ou criarão, em nós um espaço real como o espaço que há onde as coisas da matéria estão, e que, aliás, é irreal como coisa. Não sei mesmo se este espaço interior não será apenas uma nova dimensão do outro. Talvez a investigação científica do futuro venha a descobrir que tudo são dimensões do mesmo espaço, nem material nem espiritual por isso.” (18)
“Una nueva dimensión del otro”, he ahí la cuestión.
Si para Julio Cortázar, quien era admirador del escritor cubano José Lezama Lima, el hombre no era hombre si no se reconocía como creado y creador, criatura que cria sem deixar de ser criança no processo mesmo de criação; para Fernando Pessoa, vivir era un verbo hueco (oco) en donde nada tenía sentido sino por la relación con lo otro y la creación. “tudo que existe existe talvez porque outra coisa existe. Nada é, tudo coexiste: talvez assim seja certo.” (19)
Navegar desde los puertos para llegar a destinos inciertos. Encontrarse en las despedidas, o despedirse en los encuentros. Basculando entre tormentas y arrecifes, así vamos creando el estilo de nuestra singularidad al confiarle nuestros mensajes al cambiante mar.
Daqui que o título para nosso trabalho seja Navegar é Preciso, onde se diz: “Viver não é necessário; o que é necessário é criar.”
NOTAS:
(1), (7), (9), (10), (14), (15), (16) y (17) Cortázar, Julio; El otro cielo, en “Todos los fuegos el fuego”. Ed. Alfaguara. 2004.
(2), (4), (6), (8), (11), (12), (13), (18) y (19) Pessoa, Fernando; Livro do desassossego. Companhia das Letras. Ed. Schwartz. 1999.
(3) “La tarea de ablandar el ladrillo todos los días, la tarea de abrirse paso en la masa pegajosa que se proclama mundo, cada mañana topar con el paralelepípedo de nombre repugnante, con la satisfacción perruna de que todo esté en su sitio, la misma mujer al lado, los mismos zapatos, el mismo sabor de la misma pasta dentífrica, la misma tristeza de las casas de enfrente.” Cortázar, Julio; Manual de Instrucciones en Historia de Cronopios y de Famas. Bs. As. Ed. Alfaguara. 2000.
(5) Eco, Umberto; El nombre de la rosa. pág. 596. Bs.As. Ed. Lumen/de la Flor. 1995.
BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA
· Cortázar, Julio; El otro cielo, en “Todos los fuegos el fuego”. Ed. Alfaguara. 2004.
· Cortázar, Julio; Historia de Cronopios y de Famas. Bs. As. Ed. Alfaguara. 2000.
· Fer, Briony; Realismo, Racionalismo, Surrealismo. El arte de entreguerras (1914-1945). Cap. 3. Surrealismo, Mito y Psicoanálisis. Ed. Akal / Arte contemporáneo. 1999.
· Freud, Sigmund; Duelo y melancolía. Tomo XIV. Ed. Amorrortu. 1986.
· Lacan, Jacques; Seminario 10. La angustia. Ed. Paidós. 2006.
· Le Poulichet, Sylvie; El arte de vivir en peligro (Del desamparo a la creación). Cap. 5 “Fernando Pessoa: de la sublimación de la ‘nada’ a la heteronimia”. Ed. Nueva Visión. Bs.As. 1998.
· Pessoa, Fernando; Livro do desassossego. Companhia das Letras. Ed. Schwartz. 1999.
· Rosa, Nicolás; Proposiciones no hipotéticas pero sí conjeturales sobre la escritura cortaziana. (En Revista “el perseguidor”. Homenaje a Julio Cortázar. Nº 12. Año X. Edición Aniversario. Bs.As. Primavera/Verano 2004/2005.).